En una nota anterior (15/11/16) señalábamos que el crimen (error para sus fines) de Hitler que propulsó el desarrollo de Estados Unidos fue su política en contra de científicos que no eran de “su raza”. Ellos emigraron a Estados Unidos y de país de campesinos, obreros lo convirtieron en potencia.
Recientemente, en la revista Nature (1/3/17) Vivek Wadhwa muestra el rol crucial que jugaron los inmigrantes en la transición de un país de obreros y campesino a una potencia científica y tecnológica. Limitémonos ahora a traducir u par de párrafos de su artículo:
“Desde Alexander Graham Bell, el escocés que inventó el teléfono, y Nikola Tesla, el serbio que inventó el control remoto por láser y radio, a Albert Einstein y la ola de científicos que huyen de la Alemania nazi, los inmigrantes han convertido a Estados Unidos en el líder mundial en tecnología. Los empresarios indios y chinos alimentaron el auge de las puntocom en los últimos años noventa. Un sudafricano, Elon Musk, fundó Tesla Motors y la firma aeroespacial SpaceX.”
“Pero en la última década, la inmigración calificada se ha estancado. Las fallas en el sistema de visas de Estados Unidos hacen que sea difícil para los inmigrantes bien educados y experimentados quedarse. En lugar de crear empresas y crear empleo en los Estados Unidos, científicos e ingenieros nacidos en el extranjero han regresado a sus hogares, llevando consigo sus ideas e inventos. Como resultado, la innovación se ha vuelto global y el campo de juego de la tecnología ha nivelado en todo el mundo (véase go.nature.com/2kmqmjq).”
¿Será que las ideas de Trump compensarían la política pro emigratoria de talentos de los gobiernos peruanos, y nos ayudará a recuperar nuestros talentos?
Si eso ocurriera, en el mediano plazo tendríamos un nuevo país, desarrollado, emprendedor, no contaminador, con empleo para todos. Los menos calificados ya no tendrían que irse del país y se eliminaría la delincuencia callejera, originada escencialmente por falta de empleo.